jueves, 18 de agosto de 2011

Que extraña sensación de tristeza.


Que digo yo, después de continuos fracasos, de ilusiones pasajeras, de que nada llegue a buen puerto....¿cómo es que no me da por aprender? Ser la defensora de las causas perdidas está bien una vez, cinco,...pero cuando es siempre te preguntas el por qué no eres más como la mayoría de la gente, y menos como un bicho raro con principios y prioridades algo peculiares, o eso dicen. Cada vez más sola, con la decepción como compañera de habitación, y esporádicas visitas de motivación.


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