Deja que la música hable, que cuente tus historias y le cambie el final. Que convierta tus imposibles en improbables. Consigue reírte al escuchar la canción con la que llorabas cada noche, o recuerda los saltos que pegaste abrazada a ella en la primera fila de un concierto. Miradas, sonrisas, lágrimas, locuras (sin remedio), ilusión, ganas, desahogo, positivismo...VIDA.
Al fin y al cabo, es lo único que nos quedará, memorias envueltas en acordes musicales.
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