sábado, 22 de diciembre de 2012

Huir.

Si me pierdo, búscame en una carcajada, donde no haya cobertura, en mi ciudad favorita, en los rombos del jersey de papá, en los acordes de la canción que me mata, en los hoyuelos, en sus seis cuerdas, en la nube con forma de nube, o de corazón, en la inicial de sus ojos tristes, en el tatuaje de detrás de la oreja izquierda. Búscame en la mejor heladería de Sevilla, en las chicas con ropa ancha, en las acuarelas, en el verde y el azul fusionados, en el vagón 9 de Plaza de Armas, en primera fila, en las facciones de mi madre, en las uñas rojas y el pelo alborotado, en los bolsillos vacíos y las manos llenas, en lo imperfecto, en mil errores, en bolígrafos rotos por miedo a perder, enterrada en mantas y peluches, en el desorden, en las dudas, en las alas rotas, mirando al futuro y al pasado, ignorando el presente, mordiéndome la lengua. En los bigotes de los gatos y en los conciertos. Búscame y, si me encuentras, siéntate a mi lado. No intentes cambiarlo.

Que si te odio es porque nunca te quedas conmigo. Y al odiarte, me descubro queriéndote, curándote heridas y cosiendo sonrisas en cada esquina a la que se dirija tu mirada. Así soy yo.

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