domingo, 30 de junio de 2013

En mí.

Tengo una niña que sonríe con gesto amable. Su madre la mató el día que le salió el primer diente. De hecho, ella misma se matará cuando se convierta en mujer. La niña va a ser maga para que todos seamos eternos (y nos convirtamos en asesinos), cocinera para endulzar los rostros taciturnos (drogarlos, envenenarlos) y astronauta para mostrar que el mundo es una obra de arte (y el mayor chiste sin gracia de la historia). Mi niña, te quiero. Mi niña no se enamora del guapo de clase porque se tira pedos y aumenta el agujero de la capa de ozono. Se pone vestidos naranjas //energía, alegría, felicidad, atracción, creatividad// pero se los acorta porque quiere que la maten antes de tiempo.

Tengo una adolescente con los pies atados y con la libertad gritando tras sus pupilas. Es culpable por querer demasiado, por soñar demasiado y se frustra con cada paso en falso que le recuerda que no está viviendo. Coge aviones por seis caricias, va a clases teóricas sobre como volar con unas alas que jamás te permitirán levantar el vuelo. No tiene nada pero es franca y siente bonito. La apuñalan cada día quince veces. Siempre está desubicada y ningún gato pretende entenderla. Se pregunta si estará loca. Lo sabe y sabe que lo sabe. No es lo suficiente buena ni especial ni perfecta ni perfectamente patosa para nadie. Nadie es quien responde a sus dudas. Es joven y siente que la vida se le escapa; que se cae porque ninguna mirada limpia es capaz de atravesarla.

Tengo una mujer cancerosa porque no la supieron mecer, infecciosa por falta de salidas de emergencia. Tiene libros y gatos y un cuaderno con los bordes llenos y un panadero que le sonríe. Se pinta de negro porque dicen que significa protección de rifles apuntando al esternón, silencios que critican, misterio que es su coraza e infinito que es su corazón. Es ninfómana porque su voz está en la piel. Pero es sola. Quiere, quiere, quiere, quiere y se deja la vida queriendo a quien nunca reconocerá haber querido. Es una cobarde porque es frágil y se rompe con el viento. Fuma fantasmas del pasado, bebe para gastarse las entrañas y no cree en mañana.

Tengo una vieja arrugada por llevar décadas mojándose en la tempestad. Escribe cartas a Nadie y Nadie le recita a Storni. Sus hijos nacieron nunca porque su vientre estuvo podrido y sus nietos no van a visitarla. Está loca pero canta en su loco estado. Cocina pensando que es su madre.Recuerda a su madre y la llora y la maldice porque no la hizo libre. Va de negro porque se le ha muerto la vida. Y porque le contrasta con las canas. Finge cojera  por llevar vida de vieja. Se cree joven. Se mira al espejo, se ve guapa y se dice:


Déjame sola: oyes romper los brotes,
te acuna un pie celeste desde arriba

y un pájaro te traza unos compases

para que olvides. Gracias... Ah, un encargo,
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...




se cae al suelo porque de pronto se cree un bebé.

Tengo un bebé dentro de mí que me maltrata y yo pregunto que qué le he hecho, si no nos conocemos. Llora todo el tiempo como queriendo coger fuerzas para apoderarse de mí. Me mira con recelo y luego me aparta la mirada con curiosa simplicidad. No piensa ni responde cuando le contesto, solo llora penas, mea amarguras y caga mierda. Creo que mi bebé odia a los bebés. Y a mí por traerlo al mundo y obligarlo a formar parte de La Hermandad de Corderos. Y yo le odio porque a veces sonríe y hace que por un momento piense en felicidad y familia. Mi bebé va a morir esta noche.

2 comentarios:

  1. Realmente precioso y triste. Bravo, Caroline.

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    1. creo que lo publiqué antes de tiempo porque estaba sin acabar xD

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