martes, 15 de abril de 2014

Se hace de noche.

Me haces ver que no importa el tiempo ni la distancia ni las religiones ni las ideologías. Yo te sonrío, pero me entristezco porque si algo he aprendido en este tiempo es que sé que sí.

Sé que sí porque el tiempo se divide en contigo y sin ti. El tiempo contigo es invisible, lo moldeamos a nuestro gusto, le pintamos bigote y arrancamos los lunes si hace falta. El tiempo sin ti se siente, a veces se llena de demonios, pero se sobrevive porque siempre danzas por aquí.

Sé que sí porque la distancia existe. Ya se desgastó la magia de tanto teletransportarme. Se me cansó el hombro izquierdo de cargar con tus agobios. Conocí la distancia emocional de sentir tu piel y temer rozarla.

Sé que sí porque mi mundo giró en torno a ti. Recé tus oraciones día y noche, te idolatré tanto que sufrí ceguera pero al altar le falló un clavo y me hice un poco más maldita. Ahora entiendo que aquí nadie ha tocado el cielo y que somos tan semejantes que nos reflejamos el uno en el otro. Si tengo que guiar mi luz en torno a algún mandamiento, "no des a quien no te da".

Sé que sí porque los opuestos se atraen. Pero créeme, tardan menos en morir que una mariposa, se esfuman antes que el olor de champú en mi pelo. Cuando abres los ojos después del orgasmo, ya todo ha muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario