domingo, 13 de marzo de 2016

Te escribo y desde dentro me limito a sonreír

Al fin consigo entrar, había olvidado el mecanismo de activación de mis manos. Tra, tra, tra. Todavía es un poco forzoso, no te lo voy a negar. Me tiembla el pulso, el teclado parece una roca indescifrable. Un momento, a ver si arrancándome la piel, y las uñas, me sale lo nuevo y acabo haciéndolo.

¡Eso es! Ya huele a viejo.

Querido desconocido, parece que ha pasado usted de soslayo por toda mi reciente vida, como el señor que cada mañana está leyendo El País, tomándose un cortado y fumando toda la muerte que le cabe en los pulmones sin que me fije conscientemente en él. Hasta que un martes jodido voy en el C2 camino a donde pertenezco, la mirada se me desvía a la cafetería y de bruces descubro que ya no está; comprendo pues que los pulmones no han ganado la guerra y mi suspiro empapa todos los cristales de José Laguillo.

Así me pasó, también, en su ausencia. Empezaron siendo demasiados los días sin que el pájaro azul pasase a saludarme de su parte y al final, meses. ¿Qué podía esperar de vos si nunca le entendí, le conocí o le pregunté? Sería hipócrita contarle que le recordé cada día. ¡No, por Dios, que me ate la cordura! Pero es cierto que algún viernes me dormí sonriente pensándole lejos, conociendo otras gentes, otros colores, otros principios... Algún sábado hube de buscarle e irme finalmente a la cama sin encontrarle, madrugando el domingo en la resignación de creerle muerto.

Si bien es cierto que hoy no puedo afirmar conocerle, imagine cuánto era lo que le desconocía entonces que no sabía que estaba tan cerquita como estuvo siempre, unos 20 kilómetros al sur de mí.

o que yo estaba a 20 centímetros de ti (ahora te tuteo) si el calendario dice que es lunes, el despertador que son las 6:30 y tengo la jodida necesidad de que me des los buenos días antes de salir al mundo {a lucharlo, si hablamos de ti, de tu convicción, tu hambre de superación y tus logros personales; a contemplarlo, si hablamos de mí, de mi utopía, mi desequilibrio, mi canción interna y mis planes; a compartirlo, nosotros}

Sin ser mi amigo, mi amor, mi compañero, mi familia, mi paciente ni mi terapeuta...
cómo negar que eres todos ellos a la vez.


Feliz cuarto de siglo + 6 meses


y gracias por motivarme.

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